23 de enero de 1958. A 59 años del nacimiento de la democracia Venezolana

23 de enero de 1958. A 59 años del nacimiento de la democracia Venezolana

Un dia como hoy hace 59 años, se dio comienzo al periodo político más estable y próspero de Venezuela.

En la mañana de un 23 de enero de 1958, Venezuela vio el final de la última dictadura militar con la huida de Marcos Perez Jimenez, a poco menos de 2 meses de un ilegítimo plebiscito que lo reeligió en el cargo, y tras un enero con intentos de golpe de estado y protestas. Con su huida, daría inicio al periodo político más estable en la historia republicana de Venezuela, del nacimiento de la democracia y un progreso social que destacaría en una latinoamerica repleta de dictaduras. Un dia y una época que marcan un ejemplo a seguir para la Venezuela de hoy, donde la democracia está en peligro de sucumbir ante el autoritarismo ideológico del gobierno de Nicolás Maduro.

Fue una época donde los principales partidos políticos (AD, COPEI y URD) reconocieron los errores del pasado (principalmente durante el conocido como «Trienio Adeco» de 1945 a 1958 y los cometido en la lucha contra la dictadura), vieron la necesidad de priorizar la defensa de la democracia por sobre cualquier diferencia partidista, de lograr un consenso mínimo con los representantes de la sociedad (empresarios, sindicatos, iglesia y Fuerzas Armadas) como vía para tener un gobierno apoyado por la sociedad, y de ver que el verdadero desarrollo del país pasaba por no sólo construir edificios y puentes, sino en solucionar los problemas sociales de la población.

Gracias a esto, los primeros 20 años de vida democrática lograron defenderse exitosamente de la lucha armada de la extrema izquierda venezolana (apoyada por la Cuba de Fidel Castro), de los golpes de estado de sectores militares (tanto de izquierda como de derecha), y lograr políticas económicas y sociales hechas en consenso que no solo trajeron prosperidad a la sociedad, sino que lograron que la democracia se estabilizará y fortaleciera con el ferviente apoyo de la sociedad y que el sentimiento de que cada ciudadano tenía derechos y libertades inherentes a la democracia fuese parte del alma de Venezuela.

Pero como todo en la vida, la democracia maduro y se perdió de vista la perspectiva. Se ignoró que las soluciones que priorizaban el consenso y evitaran perdedores en las políticas públicas, necesarias para lograr el apoyo a un nuevo régimen político en una sociedad pequeña, relativamente sencilla, menos exigente y acostumbrada únicamente a vivir bajo dictaduras y caudillos como la venezolana de 1958, ya no servía en la más compleja Venezuela de los años 80, donde era necesario una gobierno más eficiente, con una economía menos dependiente de un Estado de por sí dependiente del petróleo.

La negativa de los líderes políticos y económicos, y de la sociedad en general, de aceptar el final de las políticas de consenso, su obsesion de mantener el clientelismo y el rentismo producto del petróleo, de mantener una economía sostenida por el gasto público, el proteccionismo y subsidios dados a diestra y siniestra, llevó a una progresiva pérdida de la calidad de vida del ciudadano. Los partidos políticos, al centrarse en mantener cuotas de poder sobre el Estado petrolero, perdieron de vista que su prioridad era proteger la democracia y darle solución a los problemas del ciudadano, terminaron llevando a luchas partidistas sin sentido, de mantener el poder por el mero hecho de tener poder, a crisis económicas, a querer mantener una economía protegida y subsidiada insostenible para el Estado basado en la explotación petrolera, y trajo como única consecuencia el hartazgo de la población, de una falta de liderazgo y un deseo de regresar a un ideal de riqueza que solo un hombre supo aprovechar para llegar al poder, Hugo Chávez Frías.

Pero no nos engañemos. Pese a que la segunda mitad de la democracia nacida en 1958 pareciera ser casi una colección de error tras error a evitar (si exceptuamos el momento en que se realizó las primeras elecciones a gobernadores), la primera mitad nos ha legado no solo lecciones a tomar en cuenta en la actualidad, sino ideas que sobreviven a nuestros días. Gracias a este periodo, la idea de democracia, de elecciones, de derechos para los ciudadanos, de alternabilidad en el poder, son todos valores básicos de la política venezolana que, pese a casi 20 años de un gobierno chavista, que fácilmente está entre los más ricos y poderosos de nuestra historia, evitaron que tanto Hugo Chávez como Nicolás Maduro impusieran su proyecto hegemónico y autoritario en el país.

Adicionalmente, la democracia nacida en 1958 también nos enseñó que para la supervivencia de la misma, todos, tanto partidos políticos como sociedad no debemos darla por sentado; incluso las sociedades más democráticas pueden degenerar en autoritarismo; que antes que las diferencias política o los intereses de los partidos o grupos de la sociedad, debemos proteger y garantizar la institucionalidad democrática; el recordar que la forma de hacer políticas públicas o económicas de ayer, por más exitosas que fuesen en su época, de no ajustarse a la realidad de cada época, pueden ser un desastre que nos condene en la actualidad; y más importante, de tener una democracia con una economía y políticas ajustadas a la realidad y no a ideales de riqueza insostenibles en el tiempo.

El periodo de 40 años que comenzó en 1958 nos legó un aprecio por la democracia respetado por todos los venezolanos por igual, lecciones de cómo, pese a las diferencias partidistas, debemos unirnos en puntos mínimos para defender la institucionalidad democrática, y la necesidad de tener políticas que se adapten a la realidad de su era, no que se amarren en el tiempo solo porque funcionasen una vez al punto que pasen de ser una solución a una maldición. El 23 de enero de 1958 y los 40 años que le siguieron, con lo bueno y lo malo que trajo para Venezuela, tiene lecciones que todos, partidos líderes empresariales y sindicales, la sociedad en general, debemos tomar en cuenta para construir la Venezuela de mañana.

Fuente de la imagen: Prodavinci.com